Desde siempre la vivienda en Venezuela ha significado un reto inalcanzable para todos los gobiernos que han tenido en sus manos los destinos de la nación, en nuestro caso Caracas,  que a pesar de considerarse la capital de un país multimillonario, comenzó a llenarse de barracas y moradas inseguras que a través de los años fueron poco a poco inundando las elevaciones de tierra ubicadas a los alrededores de la ciudad.

En los años sesenta cuando se fortaleció  el desarrollo industrial y la exportación de petróleo trajo muchos puestos de trabajo a la capital, la explosión demográfica procuró como consecuencia la migración en masa de muchas personas tanto dentro como fuera del país que al no encontrar sitios planos debido a su previa ocupación, tuvieron que ubicarse improvisadamente y sin estudio de suelo en inseguras elevaciones naturales de tierra, hoy en día Caracas posee  una corona de ranchos y barrios físicamente inestables que se han convertido en un desafío  cada vez  más difícil de solucionar pese a que sin duda alguna nuestro gobierno cuenta con los recursos económicos.

En esos mismos años sesenta los legisladores no crearon absolutamente ningún programa social que a corto plazo pudiera devenir en soluciones, de haberlo hecho el remedio habría sido fácil, corto y de bajo costo.

Pero nadie se preocupó y además de eso interrumpieron los buenos planes de vivienda que provenían del gobierno de los años cincuenta.

Hoy día la situación se ha salido de las manos y se ha convertido en un reto, que de no hacerse algo grande, costoso, valedero y genuino ¡Ahora mismo! Nuestra capital en poco más de veinte años se habrá convertido en un laberinto de peligro casi impenetrable, altamente susceptible a los movimientos telúricos, las erosiones y los cambios climáticos y tal vez lo más peligroso, un  cultivo permanente y fortificado de una apremiante proliferación de pandillas del crimen, las  temiblemente llamadas “Gangas” o “Maras” que habrán de convertirse en una amenaza mortal, como ya lo han hecho en países como Méjico y Centro América, un peligro no solamente para la misma sociedad venezolana, sino también un ejército implacable, hermético, joven y permanente de ataque para nuestros gobiernos (sea cual fuere) ya que el crimen no tiene bandera política.

 

No es fácil pensar que esta aureola de ranchos alrededor de la ciudad se pueda eliminar en poco tiempo, he allí el nombre del plan conocido como  PROGRAMA NACIONAL DE TIEMPO MEDIANO “PROYECTO MADRE” pues llevar a efecto este costoso plan piloto (en un solo cerro) desde  su principio hasta su conclusión satisfactoria, cumpliendo  rígidamente con cada una de sus fases, podría llevar un ciclo de tiempo aproximado de tres a cuatro años.

Este plan cuya estructura se basa en el estreno de un programa piloto que tomaría lugar en una sola colina, como la expuesta en esta fotografía, para después de comenzado y llegar a su final, pueda en su estadística proyectar todo lo necesario en materia de construcción, movimientos de tierra y movilización de masas, convirtiéndose así en el modelo que habrá de ser utilizado en los proyectos posteriores, tendientes a eliminar de manera permanente y satisfactoria la totalidad de todos los llamados “Cerros con Ranchos”.  Este proyecto deberá ser bien llevado y supervisado debido a su magnitud, y exorbitante costo de dinero público que debe ser protegido y orientado únicamente para su cometido.

Este tipo de proyecto no da lugar para la malversación ni corrupción que conlleva automáticamente al fracaso de lo que se quiere lograr, es esta pues la importancia de nombrar una comisión delegada que dispense, controle, contabilice e investigue los destinos de éstos, para evitar caer en malversaciones y despilfarro de fondos públicos.

Este proyecto madre nacional, dada su magnitud tendrá que ser dividido en doce fases (12) donde intervendrán, geólogos, ingenieros, arquitectos, estadistas, sociólogos, educadores y planificadores, trabajadores sociales, contadores, cartógrafos, abogados, legisladores etc. Así como una gama amplia de trabajadores en diferentes oficios tales como operadores de maquinarias, constructores, topógrafos, carpinteros, albañiles, plomeros, electricistas, herreros,  etc. E inmensas cuadrillas de obreros profesionales de oficios varios y labores públicas.

Estas fases deberán ser total y estrictamente completadas antes de dar paso a la siguiente y en la mayoría de éstas tendrá que estar presente como organismo preventivo la Guardia Nacional (GN) y el Ejército a fin de garantizar el orden del proceso y evitar el allanamiento, el hurto y la violación de derechos de los ciudadanos.

 

Podremos pues a groso-modo hablar de las doce facetas que contempla este modelo habitacional que lejos de ser una solución a medias o caer en la penosa calificación de “Viviendas Improvisadas de Interés Común” más bien transformará un cerro con barracas de hoy en día en una instalación o complejo habitacional amplio y seguro, de alto código de construcción e incuestionablemente atractivo y operativo, capaz de ser aún mucho más atrayente arquitectónicamente hablando que numerosas áreas planas ya urbanizadas. Estos trabajos convertirán un cerro colmado de barracas inestables en un vecindario seguro, atractivo, verde y funcional, reduciendo de manera dramática el crimen y la marginalidad.

 

PRIMERA FASE.

 

Construcción cercana de un sitio de acopio de viviendas llamada (Área de Desplazamiento)

Base de Entrenamiento. (Cultura del Mantenimiento)

Construcción cercana de una Base de Operaciones.

Reclutamiento y selección general de personal.

Ubicación de Área Piloto.

Ajuste legal de Ley de Dominio Público Eminente)

Promoción de trabajos para individuos del mismo barrio en las mismas construcciones.

Apoyo de (GN) y Ejército.

Despliegue de Trabajadores Sociales en sitio.

Conteo de familias e individuos.

Información social detallada, documentada y precisa.       

Consolidación de Comisión de Investigación de Malversación de fondos  públicos con División de asuntos internos.

Contaduría e Inventario al culmino de cada fase.